Autor: Maestro Andreas

viernes, 18 de febrero de 2011

Capítulo IX

Bernardo interrumpió la paz que gozaba su señor en compañía de Guzmán y tras disculparse, dijo: “Mi amo, debo hablaros”. “Habla”, inquirió el señor. “Es algo grave, mi señor”. “Habla”, repitió el conde. Y el siervo dijo: “Ese hombre no era un furtivo, mi señor... Entre sus ropas se ha encontrado un documento sellado por el marqués de Asuerto, el enemigo de vuestro padre”. Dame ese pergamino”, ordenó el conde. Y al abrirlo exclamó: “Va dirigido al rey moro de Granada... el contenido no se refiere a nuestro señor el rey de Castilla, pero sí a su suegro el rey Jaime, señor de Aragón y conde de Barcelona... Y qué le puede importar al granadino las apetencias de conquista en el levante del rey de Aragón?... Serán rencillas del moro de Granada con él sobre Valencia, o se trata de algún enredo del ambicioso marqués?”

Y sin mediar más palabras el conde bajó a los sótanos de la torre a ver el cadáver. Revisó sus ropas e intentó recordar de que le sonaba aquella cara ya pálida y sin rubor. Y le vino a su mente una tarde, no lejana, en la que viera al marqués en la corte acompañado de un hombre. “Es el mismo!”, exclamó Nuño. Y añadió en voz baja: “O sea que era un espía a su servicio y lo hizo pasar por su escudero. Qué pretendes, traidor! Qué artimañas urdes a mis espaldas para buscar la ruina de mi casa?. O sólo intentas una jugada en contra del rey Jaime o del moro indisponiéndolo contra mi rey? ”.

El conde salió de la celda ocupada por el muerto. Y, ya que estaba en las mazmorras, aprovechó para escarmentar a un furtivo todavía sin castigar. Ordenó que atado de pies y manos lo tumbasen boca abajo en una mesa de madera y sobre ella le azotó el culo y la espalda con un vergajo, dejándolo molido y bien breado. Luego lo montó y le dio por el culo sin piedad hasta romperle el ano. Pero antes de todo eso, le retorció los pezones con tenazas de hierro y también los cojones y le depiló los pelos del pecho y el vientre y el pubis con un hierro candente. Al conde le molestaban los jóvenes muy peludos, sobre todo por la zona del ano, y los pelaba a tirones o a fuego antes de follarlos.


Pero a este furtivo no hizo falta quemarle el esfínter, puesto que no sangró ni se le rajó al perforárselo. Así que se libró de más dolores que los estrictamente necesarios como castigo a su osadía y cazar en las tierras del conde feroz. Y sería de los pocos que no olerían a chamusquina después de ser jodidos por el señor y el semen del amo escurrió por sus muslos al ponerlo en pie y devolverlo a su jaula. Bernardo se encargó de retirar el muchacho y dejarlo en condiciones de volver a ser usado por su amo y le preguntó al conde si deseaba usar a otro perro más tarde. Pero el conde le dijo: “No, mi fiel Bernardo. Sólo aplaqué mi lascivia para resistir hasta más tarde sin entrar a saco en el culo del mancebo que está en mis aposentos. Quiero aguardar el momento más propicio, aunque confiese que no resistiré mucho más sin ver como mi verga entra por su estrecho esfínter.....Me gusta mucho ese joven y aunque no sea el que me quitaron de forma vil y traicionera, lo deseo y quiero que me ame y se entregue a mí como lo hacía el otro. Crees que será posible?”. Y el siervo le contestó: “Sí, mi amo. No sólo será posible, sino que os amará sin medida. Sólo hay que ver como os mira ya para saber hasta donde puede llegar la entrega de ese muchacho. Dará la vida por su amo si es preciso. Y, por supuesto, el culo, mi señor. Posiblemente le de miedo y tema al dolor, pero terminará abriéndose y deseando que lo folléis y dejéis vuestra semilla dentro de sus tripas. Se diría que ya os ama, mi señor”. Y Nuño le dijo: “Creo que sí, Bernardo. Y además busca mi cuerpo durante la noche y chupar mi polla supone un premio para él. Espero que muy pronto también lo sea tenerla dentro del culo, porque necesito follárselo cuanto antes”. El siervo se atrevió a decirle: “Pues tomarlo ya, mi señor, y no esperéis a que esté más maduro. Si vos me lo permitís yo me encargo de prepararlo para recibiros y …..”. Pero el conde lo interrumpió: “No.... No, ese culo sólo lo tocaré yo. Lo limpiaré yo mismo y le dilataré el agujero con calma y sin causarle excesivo daño. Tendré paciencia con él, pero lo taladraré con más fuerza que a ningún otro. Quiero atravesarlo de lado a lado con mi polla y que sienta como le da por el culo un macho que ha perdido el sentido por él. Empiezo a amar a ese crío más que a nada en el mundo y tiene que ser mi amado desde el momento en que se la meta y lo preñe”.

Al regresar a la antecámara. El conde le ordenó a su siervo que le sirviese algo de comer y trajese un buen vino para él y el chico. Y añadió: “Iré a Sevilla a ver a mi señor Don Alfonso...... Mañana al alba partiré”.
Guzmán miró a los dos hombres expectante y antes de retirarse el siervo dijo: “Señor, temo por vos. Dejar que os acompañe. Manejo bien el cuchillo y el arco y puedo ser útil a mi señor”. Nuño miró al chico y luego a su esclavo y exclamó: “Bernardo, crees que iré más protegido si me acompaña este mancebo?”. El siervo sonrió y respondió: “Al menos iríais muy bien acompañado, mi amo. Estoy convencido de ello”. Y el conde yendo hacia el criado, dijo sin pensarlo dos veces: “Ten Preparada ropa adecuada para el chico y que mañana ensillen dos caballos. Vendrá conmigo a la corte en calidad de paje... Sabes montar?”. “Sí, mi señor. A pelo si es preciso!”, respondió Guzmán.
Y cuando ya salía el siervo del aposento, Nuño le dijo en voz baja: “Ahora lleva a mi dormitorio una jofaina, una jarra con agua hirviendo, un orinal, un cuenco de aceite y unas ramas de perejil. Y paños limpios y perfumados. Y un frasco de absenta, por si acaso. Hazlo pronto”. “Sí, mi amo”, dijo el esclavo y salió con rapidez.

Nuño volvió junto al muchacho, que continuaba sentado en el suelo y lo levantó sujetándolo por las manos y lo estrechó contra él con fuerza oprimiéndole el cuerpo por la cintura y le dijo con ternura: “Quieres exponer tu vida conmigo por un rey que no es tu señor?”. Y el chico le respondió: “No, mi señor. No quiero que mi amo esté solo si le ocurre algo malo y prefiero sucumbir con él antes de volver a vivir sin nadie a quien querer”. “Entonces me quieres?”, preguntó el conde. “De diferente manera que a mi madre, pero creo que os quiero también”, respondió el chico. “El amor por mí debe ser distinto al que sentías por ella. Porque yo te quiero para mí y no como se quiere a un hijo, sino como se ama y desea a otro ser para estar dentro de su cuerpo y derramar en él la esencia de la vida que mantiene mi cuerpo. Así te quiero yo y no puedo aguardar más tiempo para poseerte..... Antes que vuelva a salir el sol habré entrado en ti”.


Guzmán se percató de la inminencia de que su virgo fuese historia y reclinó la cabeza sobre el pecho del conde rogándole: “Tened consideración de mí, señor. Eso que pretendéis hacer me dolerá mucho y no creo poder soportarlo. Vuestra verga es muy grande para mi culo, señor, que no se podrá abrir como el coño de una yegua y me romperéis en dos..... No me hagáis daño, mi señor. Os lo suplico..... Os lo haré con la boca, pero por detrás no, por piedad!”. El crío casi lloraba, pero el conde le dijo: “Es necesario y creo que será mejor que te ate al lecho para que no estropees el momento de enterar en tu cuerpo y dejarte preñado con mi leche. Sufrirás lo justo, pero más tarde me lo agradecerás.... Y no llores porque será lo mismo que lo aceptes con gusto o tenga que penetrarte por la fuerza. Empezaré a prepararte para recibir mi polla dentro de ti y esta noche dormirás pegado a mi cuerpo deseando que te vuelva a clavar la polla hasta que haga tope con los cojones en tu pequeño agujero.... Sé que pronto gozarás cuando te folle y notes que mi semen te llena el vientre..... Se un hombre de verdad y disfruta con mi carne en tu interior, porque ese es el mejor servicio que puedes darme en lugar de poner en peligro tu vida por mí”. “Haré lo que me digáis, mi señor, porque soy vuestro esclavo”, acató el chaval, sudando de miedo ante el dolor que le esperaba para tragarse por el ano la polla de su joven señor.

Y Bernardo volvió para decirle a su amo: “Ya está todo preparado en vuestra alcoba, mi señor”. Y el conde dijo: “Está bien..... Vamos Guzmán. Tenemos cosas que hacer en el dormitorio”. Y salieron los dos delante del siervo, que susurró al oído del chico: “No temas que no sufrirás demasiado. Relájate y respira hondo y todo irá bien. Eres un muchacho muy afortunado y te sonríe la suerte.

No la dejes escapar y ama a tu señor”. Y el chico le miró con los ojos todavía húmedos, pero esas palabras tranquilizaron su corazón de adolescente.

7 comentarios:

  1. Muy bueno como de costumbre Maestro Andreas.
    Más un reparo, la absenta dicen que tuvo origen en un convento de Suiza en el siglo XVIII.
    Tal vez usted tenga otra información.
    Saludos

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  2. Los místicos españoles ya tomaban absenta y son anteriores al XVIII. Seguramente los suizos conocieron tarde esa sustancia. En España hubo tiempos en que reinaban árabes, cuya cultura y conocimientos eran superiores a los del resto de accidente, sobre todo en lo referente a las ciencias, como la química, medicina, hierbas, venenos y brebajes varios. En los monasterios, desde muy antiguo, se elaboraban bebidas espirituosas y los éxtasis y otros fenómenos aparentemente paranormales no eran más que alucinaciones producidas por estos licores. Gracias por tu interés en estos relatos y te diré que la segunda parte se desarrolla en Italia. Y conste que en parte el responsable de ello es un asiduo lector de los relatos, que es italiano; y en consideración a su atención, se me ocurrió llevar a los personajes a esas tierras. espero no haber cometido demasiados errores al describir algunas de esas ciudades y sus monumentos existentes en el siglo XIII. Un saludo

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  3. No es el resto de accidente sino de occidente

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  4. De todos modos y a mayor abundamiento, no se debe olvidar que la absenta es en realidad Artemisia absinthium o ajenjo, a la que se le añade principalmente el aroma de las flores del hinojo y el anís. Luego, según los gustos, se le pueden adicionar otra yerbas. Lo que sucede que el licor de absenta, que se puso de moda en la Francia del XIX, entre artistas y literatos, si lo elaboró un suizo en el XVIII. y luego se comercializó. Pero el uso y las virtudes del ajenjo, que es la absenta y por tanto base de ese licor que lleva su nombre, así como el hinojo y sobre todo el anís, ya eran conocidos muchos siglos antes y la gente solía tomarse esos mejunjes para flipar en colores, como se dice ahora. La humanidad desde sus comienzos y como se ve en tribus primitivas, siempre ayudó a la mente a volar con sustancias espirituosas o alucinógenas

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  5. Es placentero leer sus relatos y hasta sus comentarios que muestran su cultura y dominio del idioma, especialmente para los que como yo no es su lengua natal y tratamos de aprender y conocer toda la riqueza. En Italia se consigue un licor llamado Assenzio Xenta pero no me ha causado alucinaciones, no tomaría lo suficiente como para eso.
    Me ha creado expectación por conocer la segunda parte, hoy más que antes todos somos ciudadanos de todo el mundo, más queda un amor especial por la tierra donde se nació.
    Saludos cordiales

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  6. Espero que esa parte donde el conde se va a Italia te guste, porque tu país es uno de mis preferidos y me encanta. Y que conste que lo llevé allí en parte por tu causa. Aunque todavía falta bastante para poder leerla. Un saludo

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