Autor: Maestro Andreas

martes, 22 de febrero de 2011

Capítulo XI

Con la tensión y el nerviosismo acumulado por el estreno del mancebo, a Nuño no le era posible conciliar el sueño y notar las nalgas del chico pegadas a su verga se la empalmó de forma contundente. Se la tocó y comprobó que estaba mojada por el sudor y pringada totalmente de suero viscoso, que le ayudarían a deslizarla dentro del culo del zagal mejor que con el más untuoso aceite. El conde sujetó la barriga del chaval con una mano y le acercó el capullo al esfínter, calcando hacia dentro al tiempo que atraía contra su cuerpo el del muchacho, y se la introdujo entera con menos esfuerzo del previsto.

Guzmán se espabiló con una sensación de sorpresa y gimió intentando retirar el culo para apartarlo de la polla del señor. Y éste le dijo: “Quieto!. No te muevas ni quites mi verga del culo, porque te voy a follar otra vez y te meteré más leche dentro de la tripa”. Guzmán no se movió, pero le dijo con voz lastimera: “Me escuece, mi señor. No es que me duela tanto como la otra vez, pero ahora me pica y noto que me arde mucho, mi señor”. Y el joven conde le explicó: “Es normal porque te di con fuerza y te dejé el ano muy dilatado e irritado. Pero tienes que ser fuerte y aguantar, puesto que deseo hacerlo y eso es lo único que cuenta.... Vamos, relájate y abre el culo para que te entre mejor y se mueva con más libertad en tu interior. Estás aprendiendo a llegar al placer por el dolor para que tu amo disfrute más al follarte”. “Sí, mi amo”, acató el chico y separó los glúteos con sus manos para que el conde se la clavase más a dentro todavía.
Y comenzó a estremecerse y su vello se erizó y la piel era todo sensibilidad y le ardía como si la fiebre se apoderase de su cuerpo. Nuño lo apretaba con fuerza y empujaba con sus riñones para calcársela cada vez más, pegándole completamente los cojones en el agujero, y no tardaron en volver a correrse al mismo tiempo los dos. Pero el conde no quería desclavársela y le ordenó que se durmiera con su verga empotrada en el culo. Y Guzmán se fue quedando dormido apretando el ano para no dejar de sentir la carne de su amo dentro de su cuerpo.

Seguramente se despertaría con el ojo del culo tan colorado y dolorido que apenas podría andar sin separar las piernas como si hubiese montado a caballo durante una semana sin desmontar ni para mear, pero esa noche y en ese instante era el ser más feliz del universo y el escozor que sentía le recordaba el gozoso placer vivido con su señor.

Y casi no habían transcurrido tres horas y la polla de Nuño quería acción y creció dentro del chico y se hizo de hierro y el conde volvió a darle por el culo a Guzmán, que estaba completamente dormido. Esta vez le dolió aún más, pero no rechistó y se limitó a dejarse poner boca a bajo y abrirse de patas para que el conde, montado encima suya, lo clavase contra la cama. Guzmán aprendía rápido y ya sabía que su posición con el conde era la de ser su fiel esclavo, tanto para amarlo como para albergar su enorme verga dentro del culo cuantas veces le apeteciese metérsela y darle con fuerza hasta preñarlo.

Con los primeros rayos del sol el conde se la endiñó otra vez. Y esta fue tumbado boca arriba con las patas en alto como una mujer al parir. Y Nuño volvió a preñarlo y a besarle la boca con más pasión que durante la noche. Y Guzmán también gozó más intensamente aunque su ano era de fuego y sólo el aire le hacía ver las estrellas. Pero su amo era lo único que le importaba y estaba dispuesto a dejar la vida dándole placer.
Al levantarse del lecho, la leche de Nuño escurría por los muslos de Guzmán y el vientre y estómago del muchacho estaban cubiertos de semen todavía fresco, pero encima de otras manchas ya resecas. La primera experiencia de Guzmán, con sodomía incluida, había sido muy intensa y su culo jamás olvidaría ni los polvos ni el tamaño y grosor de la verga que lo abrió, pero sin romperlo, Y que en adelante se clavaría todos los días en su carne para gozar el sexo a tope.
Bernardo le dijo a su señor que todo estaba dispuesto para que partiese a la corte y el conde echó un vistazo a su paje esclavo para convencerse que ya fuese desnudo o vestido, su belleza era un reto a la perfección misma. Guzmán lucia jubón, calzas y botas como un joven doncel y su cara no podía ocultar la grata sorpresa que le causaba su imagen en un espejo de bronce pulido. Y Nuño exclamó: “Es realmente guapo este crío!...... No lo crees así, Bernardo?”. Y el siervo afirmó: “Sí, mi amo...... Tened cuidado en la corte, mi señor. Habrá muchas damas y también caballeros que querrán y buscarán sus favores. Y no olvidéis que estará el primo de la reina Doña Violante, que no sólo es joven y hermoso, sino que le privan los efebos. Y no creo que haya muchos tan preciosos como vuestro Guzmán, mi amo”. Nuño abrazó al chico y dijo: “Es verdad. Pero antes dejaré que me corten un brazo que permitir que otra mano le roce un solo cabello a este mancebo. Bernardo, después de esta noche me moriría sin él. Ha sido mejor que con Yusuf”. Guzmán abrió los ojos y miró a su señor con estupefacción e interrogándolo con la mirada y éste le dijo: “No te celes!. Un esclavo no tiene derecho a sentir celos por lo que haga su dueño...Pero ya te contaré con calma esa historia, porque ya no sufrirá mi corazón al recordarla. Ahora te basta con saber que tú eres mi amado y mi capricho”.

El conde besó al chaval en la boca delante de su otro esclavo y le palpó el culo con ansia renovada de sexo, pero se hacía tarde para partir hacia Sevilla y les aguardaba un largo y arriesgado viaje por llanos y altas sierras en donde acechaban ladrones de mala ralea y otros malhechores de baja estofa.

Los caballos ya pifiaban en el patio y golpeaban el suelo de piedra con sus cascos recién herrados y dos esclavos sujetaban las riendas del alazán del conde y un tordo para Guzmán, también ensillado para viaje. Sujeto a la silla almohadillada, se veía un arco con carcaj y flechas y un cuchillo del monte en ambas monturas. Y, además, en la del conde, colgaba una espada y una rodela para escudarse si hubiese lucha en el trayecto.

Otro esclavo le entregó al chico un morral con provisiones y sendos pellejos con agua fresca y vino. Bernardo traía dos gruesas capas con capucha y las puso sobre la grupa de los corceles. Y ya estaba todo para que montasen los dos jinetes y se lanzasen al galope para cruzar las tierras del conde y adentrarse en otros predios y posesiones menos amigables e incluso hostiles.

El camino hasta Sevilla era peligroso para dos jóvenes cuya única protección era su valor y su habilidad con las armas. Sin embargo, Nuño confiaba tanto en su astucia como en la suerte. Más llevando a su lado al hermoso mancebo cuyo cuerpo ya conocía como el suyo y no podía dejar de pensar en volver a tenerlo en los brazos y poseerlo mil veces.
Guzmán casi no podía creer que además de salir con vida de la torre, lo hacía junto al altivo conde que para él no era feroz, sino el hombre a cuyo servicio deseaba dedicar toda su vida. El zagal se enamoraba de Nuño por momentos y el olor a hombre que despedía al moverse le enervaba de tal modo que notaba que los calzones se le aflojaban en la cintura queriendo caerse al suelo. En pocas palabras, se le caían del peso al mojarlos de gusto pensando que en cualquier momento del día su señor se los arrancaría de cuajo para darle por el culo, embistiéndole con toda su fuerza y bravura como un toro salvaje.

Los dos montaron sobre las cabalgaduras y el rastrillo se alzó para franquearles el paso y cruzar el puente de la torre para atravesar el popularmente temido bosque negro y partir a la aventura más peligrosa que Guzmán había vivido hasta entonces. Compartía una arriesgada misión al lado de su amo y señor.
Exponía la vida por acompañar a su amante y a su recién encontrado amor, al que ya adoraba aunque le doliese el culo sobre la silla.

2 comentarios:

  1. creo que este capitulo ni el anterio, tienen reparos y la verdad que la historia es bien interesante, pero no puedo dejar pasar la oportunidad de hacer una critica, que tal vez sea un poco a destiempo pero puede ser oportuna para los capitulos que vendran y es que a pesar de que se agradese la historia con contenido como esta, es decir en donde hay una trama ademas de solo sexo y morbo lo que como dije en el primer comentario de esta obra , se agradece, no podemos caer en el lado opuesto, y es que el hecho de que sea una historia bien elaborada le reste morbo, es asi como me parece que se debio explotar mas el relato de tortura de los furtivos y su posterior violación creo que falto bastante detalle en ello, espero que sea tomada esta opinion como una critica constructiva y colaborar en algo en hacer de esta historia mucho mas interesante y cuativante de lo que ya es.
    Dogo

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  2. perdon quise decir cautivante
    Dogo

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